Dentro de la amplia gama de rasgos y condiciones que esperan hoy día las empresas que tengan sus empleados, figura el compromiso. La palabra compromiso tiene su raíz etimológica en la palabra latina "compromissum", de "com" (mutuo) y "promissum" (promesa). Es decir significa "promesa mutua", pero entendiendo que es una obligación que surge en forma voluntaria entre dos personas.
Desde el punto de vista psicológico, el compromiso es la capacidad de asumir como propios los objetivos de un grupo al cual se pertenece, y de luchar por su realización, poniendo todo de nuestra parte. El compromiso no es una cosa intelectual, sino en realidad un vínculo emocional y de respeto que se establece entre dos personas. El compromiso es sentir, pensar y actuar de modo que sea más importante el "nosotros" que el "yo". Por esta razón no le podemos pedir compromiso a un niño, ya que su desarrollo está todavía en una etapa egocéntrica. El compromiso aparece en las etapas tardías de la niñez, en las cuales el niño comienza a entender que su grupo familiar, o su club, o su curso, merecen respeto, consideración, y son más importantes que sus propios caprichos.
El compromiso es la base de una serie de actitudes humanas muy nobles. El logro de metas, el compañerismo, el altruismo y la solidaridad, son todas cualidades que tienen como base el compromiso. Pensemos en un jugador de fútbol descomprometido. Ese jugador, aún siendo de un gran talento, no aportará nada al equipo. O pensemos en un funcionario público sin ningún compromiso social; jamás será un buen funcionario.
También el trabajo en equipo necesita del compromiso -fuerte y claro-, de cada miembro del grupo con el equipo. Es por eso que, en la vida laboral, la falta de compromiso inhabilita a ciertas personas para trabajar en equipo. Esto puede ser una condición crítica en las empresas modernas que están utilizando el paradigma del trabajo en equipo. El compromiso es necesario a la hora de jugársela por un compañero accidentado, o incluso enfermo, o por quien tiene algún problema. Y viceversa, el compromiso institucional se da en las acciones que realiza la empresa hacia los trabajadores, como cumplir con el día del pago, con los acuerdos legales, o cuando va más allá de lo estipulado en el contrato, brindando apoyo a través de la asistente social, o apoyo médico, o bien cuando en una desvinculación hace un proceso de reconversión laboral.
El compromiso se nota de varias maneras: en la realización de esfuerzos extras, en la forma de hablar, en la actitud hacia las tareas poco comunes, y en la disposición general hacia el trabajo, la compañía y los compañeros. Normalmente el compromiso no es algo que se pida en forma explícita en las empresas; nadie le dice al trabajador "queremos que sea comprometido". Pero es algo que se subentiende. En raras ocasiones, en algunas personas la falta de compromiso es hasta cierto punto excusable. Se trata de casos en que la falta de compromiso es por problemas de personalidad. Así, aquellas personas que son muy defensivas, distantes, generalmente muy frías y cerebrales, que han privilegiado su desarrollo mental por sobre el desarrollo emocional, y que son demasiado racionales, normalmente tienen muy poca capacidad de compromiso, no solamente con la gente sino obviamente con sus instituciones.
Desde el punto de vista psicológico, el compromiso es la capacidad de asumir como propios los objetivos de un grupo al cual se pertenece, y de luchar por su realización, poniendo todo de nuestra parte. El compromiso no es una cosa intelectual, sino en realidad un vínculo emocional y de respeto que se establece entre dos personas. El compromiso es sentir, pensar y actuar de modo que sea más importante el "nosotros" que el "yo". Por esta razón no le podemos pedir compromiso a un niño, ya que su desarrollo está todavía en una etapa egocéntrica. El compromiso aparece en las etapas tardías de la niñez, en las cuales el niño comienza a entender que su grupo familiar, o su club, o su curso, merecen respeto, consideración, y son más importantes que sus propios caprichos.
El compromiso es la base de una serie de actitudes humanas muy nobles. El logro de metas, el compañerismo, el altruismo y la solidaridad, son todas cualidades que tienen como base el compromiso. Pensemos en un jugador de fútbol descomprometido. Ese jugador, aún siendo de un gran talento, no aportará nada al equipo. O pensemos en un funcionario público sin ningún compromiso social; jamás será un buen funcionario.
También el trabajo en equipo necesita del compromiso -fuerte y claro-, de cada miembro del grupo con el equipo. Es por eso que, en la vida laboral, la falta de compromiso inhabilita a ciertas personas para trabajar en equipo. Esto puede ser una condición crítica en las empresas modernas que están utilizando el paradigma del trabajo en equipo. El compromiso es necesario a la hora de jugársela por un compañero accidentado, o incluso enfermo, o por quien tiene algún problema. Y viceversa, el compromiso institucional se da en las acciones que realiza la empresa hacia los trabajadores, como cumplir con el día del pago, con los acuerdos legales, o cuando va más allá de lo estipulado en el contrato, brindando apoyo a través de la asistente social, o apoyo médico, o bien cuando en una desvinculación hace un proceso de reconversión laboral.
El compromiso se nota de varias maneras: en la realización de esfuerzos extras, en la forma de hablar, en la actitud hacia las tareas poco comunes, y en la disposición general hacia el trabajo, la compañía y los compañeros. Normalmente el compromiso no es algo que se pida en forma explícita en las empresas; nadie le dice al trabajador "queremos que sea comprometido". Pero es algo que se subentiende. En raras ocasiones, en algunas personas la falta de compromiso es hasta cierto punto excusable. Se trata de casos en que la falta de compromiso es por problemas de personalidad. Así, aquellas personas que son muy defensivas, distantes, generalmente muy frías y cerebrales, que han privilegiado su desarrollo mental por sobre el desarrollo emocional, y que son demasiado racionales, normalmente tienen muy poca capacidad de compromiso, no solamente con la gente sino obviamente con sus instituciones.
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