Cada vez se ha ido haciendo más frecuente que los equipos de trabajo realicen actividades de autocuidado. El autocuidado de un equipo de trabajo se refiere a poner en práctica una serie de estrategias para fortalecer el equipo, evitar su desgaste excesivo, prevenir la ocurrencia de patologías de distinto tipo en sus integrantes, mantener la eficacia del grupo, así como mantener la sensación de bienestar subjetivo.
En general las estrategias de autocuidado apuntan a cuatro áreas: la primera es la preocupación por las condiciones físicas de trabajo y los riesgos que pueda haber. La segunda área se refiere a llevar a cabo actividades que promuevan la identidad grupal y el sentido de pertenencia. La tercera área se relaciona con aprender a manejar mejor las emociones y tensiones propias del trabajo y de cada cargo en particular. Y la cuarta se refiere a aspectos extralaborales, lúdicos y sociales. Lo importante es que sea el mismo equipo quien tome conciencia de la necesidad de autocuidarse (de ahí su nombre), y ponga en ejecución estas prácticas, aunque a veces sea necesario contar con el apoyo externo.
Actividades prácticas sencillas y que pueden incluirse en alguna o varias de las cuatro áreas señaladas, son por ejemplo desayunos grupales cada cierto tiempo, una convivencia, hacer pausas saludables, reuniones de autoanálisis, traer algún experto para una charla, actividades de integración en general como celebrar los cumpleaños, talleres de inteligencia emocional, cursos de manejo de conflictos, actividades de recreación o deportivas, y un gran etc.
Algunas de estas actividades pueden ser implementadas por el propio equipo, pero algunas de ellas es conveniente que sean llevadas a cabo por asesores externos.
Si bien es cierto que el autocuidado de equipos se ha dado principalmente en equipos de salud mental o psicosociales, se ha ido extendiendo cada vez más a otros ámbitos laborales, incluso a la empresa privada, porque estas organizaciones han ido comprendiendo sus beneficios. De hecho, la gran mayoría de los trabajos actuales tienen exigencias elevadas de metas, lo que puede acarrear tensiones y conflictos al interior del grupo. O a veces los mismos sistemas de turno –sobre todo cuando son en altura geográfica-, generan irritabilidad y tienden a empobrecer la comunicación y las relaciones humanas del equipo. Un inteligente ejecutivo de una minera que comprendió muy bien estos principios, mantiene estas prácticas en forma permanente, y cada dos años me pide un taller de autocuidado, que normalmente realizamos con la modalidad de team building. Ni que decir que su equipo es excelente, pues cumple siempre las metas de la compañía, tienen menos licencias médicas, y la misma gente que conforma el equipo son personas muy integradas y equilibradas.
Varios estudios han mostrado que las actividades de autocuidado del equipo producen efectivamente un mejoramiento del equipo y contribuyen a la salud mental del mismo. Los beneficios descubiertos ocurren tanto en el plano individual como en el grupal. Las personas aprenden a hablar de sus problemas, a revisar las metas como equipo, a comunicarse más abiertamente y sin tabúes, a manejar mejor las tensiones propias del trabajo, a pedir ayuda o apoyo, a manejar mejor los conflictos, etc. En síntesis, el autocuidado del equipo es definitivamente una actividad necesaria.
En general las estrategias de autocuidado apuntan a cuatro áreas: la primera es la preocupación por las condiciones físicas de trabajo y los riesgos que pueda haber. La segunda área se refiere a llevar a cabo actividades que promuevan la identidad grupal y el sentido de pertenencia. La tercera área se relaciona con aprender a manejar mejor las emociones y tensiones propias del trabajo y de cada cargo en particular. Y la cuarta se refiere a aspectos extralaborales, lúdicos y sociales. Lo importante es que sea el mismo equipo quien tome conciencia de la necesidad de autocuidarse (de ahí su nombre), y ponga en ejecución estas prácticas, aunque a veces sea necesario contar con el apoyo externo.
Actividades prácticas sencillas y que pueden incluirse en alguna o varias de las cuatro áreas señaladas, son por ejemplo desayunos grupales cada cierto tiempo, una convivencia, hacer pausas saludables, reuniones de autoanálisis, traer algún experto para una charla, actividades de integración en general como celebrar los cumpleaños, talleres de inteligencia emocional, cursos de manejo de conflictos, actividades de recreación o deportivas, y un gran etc.
Algunas de estas actividades pueden ser implementadas por el propio equipo, pero algunas de ellas es conveniente que sean llevadas a cabo por asesores externos.
Si bien es cierto que el autocuidado de equipos se ha dado principalmente en equipos de salud mental o psicosociales, se ha ido extendiendo cada vez más a otros ámbitos laborales, incluso a la empresa privada, porque estas organizaciones han ido comprendiendo sus beneficios. De hecho, la gran mayoría de los trabajos actuales tienen exigencias elevadas de metas, lo que puede acarrear tensiones y conflictos al interior del grupo. O a veces los mismos sistemas de turno –sobre todo cuando son en altura geográfica-, generan irritabilidad y tienden a empobrecer la comunicación y las relaciones humanas del equipo. Un inteligente ejecutivo de una minera que comprendió muy bien estos principios, mantiene estas prácticas en forma permanente, y cada dos años me pide un taller de autocuidado, que normalmente realizamos con la modalidad de team building. Ni que decir que su equipo es excelente, pues cumple siempre las metas de la compañía, tienen menos licencias médicas, y la misma gente que conforma el equipo son personas muy integradas y equilibradas.
Varios estudios han mostrado que las actividades de autocuidado del equipo producen efectivamente un mejoramiento del equipo y contribuyen a la salud mental del mismo. Los beneficios descubiertos ocurren tanto en el plano individual como en el grupal. Las personas aprenden a hablar de sus problemas, a revisar las metas como equipo, a comunicarse más abiertamente y sin tabúes, a manejar mejor las tensiones propias del trabajo, a pedir ayuda o apoyo, a manejar mejor los conflictos, etc. En síntesis, el autocuidado del equipo es definitivamente una actividad necesaria.
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